El método antropométrico tiene sus limitaciones. No hay que tomarlo como una ley inscrita en bronce; los inuit no lo hacen. Funciona en personas normalmente proporcionadas, en el sentido más ámplio de la expresión. El qajaq de Obélix y el de Astérix tendrán tamaños muy distintos, pero ambos serán perfectamente funcionales y adaptados a su propietario siempre y cuando las distintas partes del cuerpo donde se toman las medidas sean a su vez proporcionadas entre sí. Obélix tendrá dificultades para entrar en su qajaq, deberá calzárselo con habilidad. Astérix también. A ambos les compensará el hecho de tener, por fin, un kayak a su medida. Astérix habrá podido diseñar su cubierta lo suficientemente alta como para que le quepan los pies, por ejemplo. Todo funcionará a no ser que uno de los dos tenga los brazos anormalmente largos, por ejemplo, o la mano, que determinará el puntal de la embarcación, claramente mayor (o menor) de lo "normal".
Falbalá deberá tener en cuenta su condición femenina también aquí. A igual unidad de volumen, su cuerpo no pesa lo mismo que el de sus compañeros y sus generosas caderas podrían dar lugar a un qajaq excesivamente voluminoso para su peso. Podrá reducir el volumen en distintos puntos (no en sus caderas, que benditas sean): acortando la eslora, afinando los perfiles, reduciendo la longitud de las costillas... con prudencia, confiando en su recuerdo de las formas de los cientos (?) de kayaks que ha observado atentamente. Nada que no se pueda lograr con un poco de sentido común y un chupito de poción mágica!
lunes, mayo 15, 2006
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