jueves, mayo 25, 2006

Labor de lápiz


No es la herramienta que más me guste, aunque suelo llevarlo en la oreja para dar ambiente.
Hoy he terminado odiándolo.
En primer lugar tocaba determinar la posición del punto medio del kayak en el listón de medidas. Ciencia difusa: "se sitúa un pie y un puño más allá del respaldo", instrucciones que, tomadas al pie de la letra, pueden derivar en una hernia lumbar como mínimo. La alternativa es: "un tercio de la distancia entre A y C añadida a C hacia proa". Juro que he simplificado las instrucciones. Me tranquiliza comprobar que ambos métodos dan, en mi caso, 40 cm desde el respaldo.
Después de marcar la línea central de las bordas y de trasladar todas las medidas de la tabla de contactos a su posición correspondiente, tocaba marcar en las bordas la posición exacta de los 11 baos (ajaaq) y la del masik. Cuatro ya están determinados en el listón de medidas: el respaldo (núm. 7) , el masik , el bao curvado (núm 6), el reposapiés (núm 4). Los extremos (1 y 11) se colocan a 24" de las puntas (me he rendido a las medidas imperiales, harto de multiplicar x2,54) El resto se colocan a intervalos regulares. Hasta aquí, fácil.
A continuación viene determinar la posición de las costillas, a intervalos de entre 6"-8", a gusto del usuario. Las de los extremos se colocan cerca de los baos 1 y 11, el resto a intervalos regulares dejando libres las posiciones B y F del listón de medidas (el culo y el talón, hablando en plata) Fácil si no fuera que no pueden coincidir con las marcas de los baos anteriores para no debilitar la estructura. El conjunto es resistente por su flexibilidad. Sometido a tensión, las fuerzas se reparten, y no deben encontrar el punto débil que representaría la conjunción de la caja para una costilla con las clavijas para fijar el bao mas los agujeros de las ligadas de los dos elementos. En definitiva, se reparte por tanteo, marcando y borrando, y vuelta a empezar hasta quedar satisfecho (o hastiado).
Demasiado rato ante un listón de madera sin poder cortar nada que no sea la punta del propio lápiz.
He gastado tres.

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